El amor y el odio son las pasiones que mueven el mundo. Escribir sobre ellas es mi pasión, sólo espero que leer mis palabras sea la tuya.
Clara.

lunes, 18 de junio de 2012

CHRISTMAS SUN 14


Apenas faltaban tres días para el festival. Los días pasaban rápidos y felices para Asun. Su padre se había recuperado totalmente y ya estaba en casa. Ella repartía su tiempo entre sus padres, el festival y Roberto. Su vida había dado un giro radical y pese a todo se sentía feliz. Durante la convalecencia de su padre había recuperado su antigua idea de escribir una novela y ya tenía algunas ideas. Se sentía pletórica y en paz.

A mediodía, se despidió de Roberto y se encaminó hacia casa de sus padres. Encontró a su padre sentado en su butaca, colocada junto a la ventana. Los tibios rayos de sol se colaban por entre las cortinas.

-¡Hola papá! –saludó contenta besándolo con cariño.

-Hola cielo, ¿qué tal va todo? –preguntó tomándola de la mano con ternura.

-Ya sabes que no me gusta alardear pero creo que este festival va a ser recordado durante mucho tiempo –contestó ella – Por cierto, ¿qué es eso que huele tan bien?

Una voz desde la cocina respondió a su pregunta.

-Es cordero asado. Ven a ayudarme –gritó su madre desde allí.

Después de comer Francisco subió a descansar a su habitación. Su mujer le acompañó. Asun se quedó trabajando en su novela. Estaba entusiasmada. La vibración de su móvil la sacó del trabajo. Distraída leyó el mensaje. Esbozó una sonrisa. Te espero bajo el muérdago. Me muero por volver a tenerte entre mis brazos. Contestó el mensaje.

Diez minutos después su teléfono volvió a sonar. Distraída contestó:

-Roberto, por favor, necesito un poco de...

- Sun? Are you Sun? I’m Steve Thomson and I...

Asunción dejó de teclear en su ordenador y trató de concentrarse en lo que decía su interlocutor. La cabeza empezó a darle vueltas. Nueva York, Art&Fashion, incorporación inmediata...

Salió a la calle sin apenas abrocharse el abrigo, corriendo y con prisa por llegar a la escuela, donde sabía que encontraría a Roberto. Abrió la puerta y gritó:

-¡¡Roberto!! ¡¡Roberto!! ¿Dónde estás? ¡¡Roberto!!

-Pero bueno, ¿qué pasa? Asun, ¿Francisco está bien? ¿Ha ocurrido algo? –estaba asustado y el aspecto agitado de ella no le ayudaba a calmarse.

-Roberto, Roberto ¡es maravilloso! Un milagro navideño, Thomson me ha llamado y bueno tengo que incorporarme inmediatamente. Me ofrecen la dirección de Art&Fashion, ¡comprendes! ¡¡Art&fashion!! Un sueldazo alucinante y han prometido buscarme un nuevo apartamento. Volveré a las fiestas, a relacionarme con... –Asun se interrumpió. Roberto no contestaba y su rostro había palidecido - ¡Pero dime algo, Roberto!

Roberto la abrazó y ocultó su cara tras el hombro de ella. Con voz serena respondió:

-¿Es eso lo que quieres? ¿Es eso lo que te va a hacer feliz? ¿Qué hay de tu novela?

Ella se deshizo de su abrazo, retrocedió un par de pasos y se enfrentó a su mirada.

-Roberto, volvería a estar en el centro del mundo. Es un puesto incluso mejor que el que perdí. Volveré y les daré a todos una lección, ¡Sun Martin ha regresado! –respondió ella triunfal.

-Si eso es lo que quieres no seré yo quien se oponga, Asunción. Lo único que te pido es que no olvides quién eres y qué es lo que realmente quieres –contestó él con voz grave -¿Cuándo tienes que incorporarte?

-Cuanto antes. Hay un autobús que sale en un par de horas. Si lo cojo llego a Madrid para coger el primer avión de la mañana, ¿por qué no me acompañas? Pasaríamos la Navidad en Nueva York, sería estupendo...

Roberto la interrumpió:

-No, Asun, ese es tu sueño. Mi vida está aquí, tengo un montón de chavales ilusionadísimos con su fiesta y...

-¡Oh, Dios mío! ¡La fiesta! ¡La había olvidado! –le cortó Asunción -¿Crees que podríais sustituirme? No quisiera parecer egoísta pero es mi oportunidad de volver a...

-Por eso no te preocupes. Yo me encargo. ¿Qué vas a hacer con tus padres? –la interrogó él.

Estaba sufriendo como hacía mucho tiempo que no sufría. Había creído tocar la felicidad con la punta de los dedos y nuevamente el destino se la arrebataba. Sin embargo, quería tanto a Asunción que lo último que deseaba era interponerse en sus sueños. Estaba tratando de disimular el dolor que sentía aunque con cada nueva respuesta de Sun se le iba haciendo más difícil.

-¡Mis padres! No les he dicho nada. Pero lo entenderán, esta vez será diferente; mantendré el contacto: vendrán a visitarme y yo volveré a Pozuelo cada vez que tenga ocasión. Además, aquí dejo algo pendiente –dijo mirándole fijamente.

-Lo sé, cariño, lo sé. Vamos, no te preocupes, tienes mucho que hacer –dijo él empujándola suavemente hacia la puerta -Llámame cuando te instales –la besó suavemente en los labios y cerró la puerta. Se apoyó contra la puerta; cerró los ojos y un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

Dos horas después, Asunción sentada en la última fila del autobús repasaba lo ocurrido desde que había recibido la propuesta de Thomson. Recordó la escena con Roberto y rememoró la vivida con sus padres: habían reaccionado muy bien y le habían dado todo su apoyo, ni un reproche había salido de sus labios y habían prometido visitarla en cuanto Francisco estuviera completamente recuperado.

Cerró los ojos e imaginó su vida en Nueva York. Volvería triunfante. Su carrera había dado un paso de gigante: ya no era editora de una revista de moda y sociedad, ahora iba a ser la directora de una de las más prestigiosas revistas de Nueva York que aunaba arte y moda. Volvería a las fiestas más importantes, tendría siempre a su disposición mesa en cualquiera de los restaurantes más chic, viviría en un lugar privilegiado y escribiría una magnífica novela. Aquí interrumpió sus pensamientos, ¿a quién estaba tratando de engañar? Su nuevo trabajo sería tan o más estresante que el anterior y eso significaba llegar tarde a casa cada día, trabajar todos los días de la semana y apenas tener tiempo para sí... Alejó esta idea de su cabeza y se concentró en la redacción de la carta de presentación que tenía que entregarle a Thomson en cuanto llegara.

Llegó a Madrid a última hora de la noche. En el aeropuerto ya no había nadie. Se alojó en un hotel cercano. A primera hora de la mañana, se dirigió allí. Centenares de personas se agolpaban en la terminal. Asun preguntó:

-¿Qué ocurre?

La señora a la que había dirigido la interrogación contestó en un castellano con marcado acento americano:

-Han cerrado el aeropuerto de Nueva York. Hay un temporal como no se recordaba. El vuelo está suspendido.

Resignada Asun se dirigió hacia la sala VIP. Sacó su ordenador y dio los últimos retoques a su carta de presentación. Pidió un vodka y repasó mentalmente todo lo que tenía que hacer en cuanto llegara a Nueva York. Lo primero, instalarse en un buen hotel y descansar. Después, vestirse lo más elegantemente que pudiera y presentarse en Art&Fashion. Tras la reunión, comenzaría a visitar los apartamentos que la revista hubiera buscado. También iría de tiendas, le parecía que habían pasado años desde la última vez. Vio su reflejo en el espejo del final de la sala. ¿Quién era aquella mujer? Llevaba el pelo recogido en un moño bajo, sin apenas maquillar y con aquel viejo jersey negro, ¡qué horror! ¿Qué pasaría si alguien la viera así? ¿Qué iban a pensar? De un trago vacío su copa. ¿Quién iba a verla? No había dejado a nadie en Nueva York, ninguna persona la había echado de menos y nadie se había interesado por su suerte. Había dejado la ciudad de forma fulminante y nadie la había llamado. Se preguntó qué había dejado allí: un gran futuro profesional y ningún futuro personal. Aquel pensamiento le dolió. Pidió otra copa. Ella era una triunfadora, quería triunfar. Quería escribir. Por primera vez lo tuvo claro. Sólo ella podía decidir su destino, sólo ella podía tomar las riendas de su vida y encaminarla en la dirección adecuada. Espoleada por ese pensamiento salió de la sala VIP y se dirigió hacia el mostrador de la compañía.

-Disculpe, ¿sabe cuándo saldrá el vuelo?

-De momento, todos los aeropuertos de la ciudad están cerrados hasta nueva orden. Si usted tiene prisa por llegar le recomiendo que tome un vuelo hasta Philadelphia y desde allí trate de conectar con Nueva York en tren. Esto siempre que lo que usted desee sea estar en casa para Navidad –contestó la joven tras el mostrador.

-Sí, eso es lo que quiero. Voy a pasar la Navidad en casa.



Llegó a las doce del mediodía. Aceleró el paso y con el corazón en un puño caminó hacia el lugar de su cita. No sabía si había hecho mal o bien. Lo único que sabía es que ella era la dueña de su destino. Ella había elegido.

Abrió las puertas de par en par y un tenso silencio la rodeó. Decenas de ojos la observaban curiosos. Por primera vez supo que había tomado la decisión correcta. Con paso firme atravesó el pasillo. Él la miraba fijamente sin apenas poder dar crédito a lo que sus ojos veían. Asunción le rodeó con sus brazos y susurró en su oído:

-Sé quién soy y sé qué es lo que quiero. Esto –dijo mientras le besaba suavemente pero con pasión.

Roberto contestó a su beso con una furia que la dejó sin aliento. Los aplausos del público les devolvieron a la realidad. Azorados, se separaron.

-Bien, creo que ahora es mi turno. Tenía que hablaros de la Navidad en Nueva York....



Sus padres, en el fondo de la sala, aplaudieron orgullosos a su hija.






3 comentarios:

  1. Me gusta desconectar y compartir unos minutos con tu blog y su lectura .
    Un besazo

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  2. vi esta peli y me encanto!!! :)
    esta genial que nos informes sobre las pelis del momento :D

    http://www.villarrazo.com/behindthestyling/

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  3. A veces me gusta leer blogs como el tuyo, escribes genial. Así da gusto.

    laflordelys.com

    Helena

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