El amor y el odio son las pasiones que mueven el mundo. Escribir sobre ellas es mi pasión, sólo espero que leer mis palabras sea la tuya.
Clara.

viernes, 14 de septiembre de 2012

CUENTOS DE AMOR, DESAMOR Y OTROS MALES -LOURDES


LOURDES



Ya habían pasado dos años desde que acabó su relación con Juan. Habían sido dos años muy duros, en los que le había costado mucho superar todo lo sucedido pero por fin, creía, había pasado página.

Nunca se hubiera podido imaginar que algo así podría sucederle a ella. Siempre había sido una mujer activa e independiente, nunca había supeditado su vida a la de ningún hombre. Hasta que conoció a Juan.

Se encontraron por primera vez a la salida de una exposición sobre Miró que se había organizado en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad. Diluviaba y ambos se refugiaron bajo los soportales cercanos. Comenzaron a hablar, se gustaron y Lourdes le invitó a una copa.

Pocas semanas después ya convivían en casa de Juan. Lourdes canceló su alquiler y se mudó con él. Los primeros días fueron propios de un cuento de hadas. No supo cuándo empezó a cambiar la historia pero sí tenía fijado en su memoria el día en que por primera vez le puso la mano encima. Y también tenía grabado en su memoria que ella no hizo nada. Plantada frente a él se le quedó mirando y comenzó a sollozar quedamente. De inmediato, Juan la abrazó y se deshizo en disculpas. Besos, abrazos y la cama sellaron la reconciliación y no volvió a pensar en aquel primer golpe hasta que, meses después, llegaron más golpes. Ahí se inició una espiral de violencia de la que se vio incapaz de salir. Al final tuvo que agradecerle a Juan que se enamorara de otra y la echara de casa. Durante días, semanas le siguió y persiguió suplicándole una segunda oportunidad y no recibió de él más que burlas, desplantes y algún que otro empujón. Tuvo suerte y uno de esos días su amiga Mónica observó todo lo que sucedía. Corrió hacia ella y la recogió del suelo. Fue ella la que la ayudó a salir del pozo, la que le metió en la cabeza que aquello no era normal, la que la acompañó a reuniones de un grupo de apoyo de mujeres que habían pasado por situaciones similares. Vivieron juntas por espacio de año y medio durante el cual Mónica se ocupó plenamente de ella. Pero hacía apenas un par de meses que Mónica se había ido, una oferta de empleo irrechazable la había obligado a trasladarse a Canadá.

Lourdes no se vio con fuerzas de quedarse en la ciudad. Pidió un traslado y se marchó a otra ciudad; alquiló un pequeño apartamento e inició una nueva vida allí. Apenas llevaba un par de meses allí cuando conoció a Adrián. Le gustó pero todo lo que le había sucedido con Juan le hacía andarse con pies de plomo. Durante semanas apenas sí se veían una vez a la semana y no había más que besos furtivos. Adrián en todo momento se había mostrado comprensivo y nunca le había exigido ninguna explicación ni ningún reproche había salido de sus labios. Lourdes comenzó a sentirse cómoda con él, comenzó a sentir que podía fiarse de él y así poco a poco iniciaron una relación que Lourdes consideraba como noviazgo.

Una noche, un sábado, salieron a cenar. Decidieron encontrarse en el restaurante. Un breve saludo y se sentaron a la mesa. El camarero les tomó nota. Juan dijo:



-¿No te parece que ese vestido es muy escotado?



Lourdes no respondió, sin apenas mirarle se levantó de la silla y salió del restaurante no sin antes advertirle:



-Esto se acabó. No vuelvas a llamarme.

5 comentarios:

  1. Por desgracia es un cuento sincero ... que penita. Lo bueno que aprenden a ver las señales
    Besos

    www.preppyandpretty.com

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  2. Un hermoso cuento cargad de verdades el que nos traes hoy
    Besos

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  3. Ya no me acordaba de lo bien q escribes
    Besos
    http://todoeldiadecompras.blogspot.com

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  4. Muy bonito:)

    http://www.villarrazo.com/behindthestyling/

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