El amor y el odio son las pasiones que mueven el mundo. Escribir sobre ellas es mi pasión, sólo espero que leer mis palabras sea la tuya.
Clara.

viernes, 22 de junio de 2012

LA PELI DEL FINDE

Cuando el duque de York asciende al trono de Inglaterra tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII por su decisión de casarse con Wallis Simpson, se enfrenta con un gran problema: su tartamudez.

Para vencer este inconveniente contrata al poco ortodoxo Lionel Logue.

Una peli típicamente inglesa y absolutamente maravillosa.

¿Os gustan este tipo de películas? ¿Qué opináis de Colin Firth?

lunes, 18 de junio de 2012

CHRISTMAS SUN 14


Apenas faltaban tres días para el festival. Los días pasaban rápidos y felices para Asun. Su padre se había recuperado totalmente y ya estaba en casa. Ella repartía su tiempo entre sus padres, el festival y Roberto. Su vida había dado un giro radical y pese a todo se sentía feliz. Durante la convalecencia de su padre había recuperado su antigua idea de escribir una novela y ya tenía algunas ideas. Se sentía pletórica y en paz.

A mediodía, se despidió de Roberto y se encaminó hacia casa de sus padres. Encontró a su padre sentado en su butaca, colocada junto a la ventana. Los tibios rayos de sol se colaban por entre las cortinas.

-¡Hola papá! –saludó contenta besándolo con cariño.

-Hola cielo, ¿qué tal va todo? –preguntó tomándola de la mano con ternura.

-Ya sabes que no me gusta alardear pero creo que este festival va a ser recordado durante mucho tiempo –contestó ella – Por cierto, ¿qué es eso que huele tan bien?

Una voz desde la cocina respondió a su pregunta.

-Es cordero asado. Ven a ayudarme –gritó su madre desde allí.

Después de comer Francisco subió a descansar a su habitación. Su mujer le acompañó. Asun se quedó trabajando en su novela. Estaba entusiasmada. La vibración de su móvil la sacó del trabajo. Distraída leyó el mensaje. Esbozó una sonrisa. Te espero bajo el muérdago. Me muero por volver a tenerte entre mis brazos. Contestó el mensaje.

Diez minutos después su teléfono volvió a sonar. Distraída contestó:

-Roberto, por favor, necesito un poco de...

- Sun? Are you Sun? I’m Steve Thomson and I...

Asunción dejó de teclear en su ordenador y trató de concentrarse en lo que decía su interlocutor. La cabeza empezó a darle vueltas. Nueva York, Art&Fashion, incorporación inmediata...

Salió a la calle sin apenas abrocharse el abrigo, corriendo y con prisa por llegar a la escuela, donde sabía que encontraría a Roberto. Abrió la puerta y gritó:

-¡¡Roberto!! ¡¡Roberto!! ¿Dónde estás? ¡¡Roberto!!

-Pero bueno, ¿qué pasa? Asun, ¿Francisco está bien? ¿Ha ocurrido algo? –estaba asustado y el aspecto agitado de ella no le ayudaba a calmarse.

-Roberto, Roberto ¡es maravilloso! Un milagro navideño, Thomson me ha llamado y bueno tengo que incorporarme inmediatamente. Me ofrecen la dirección de Art&Fashion, ¡comprendes! ¡¡Art&fashion!! Un sueldazo alucinante y han prometido buscarme un nuevo apartamento. Volveré a las fiestas, a relacionarme con... –Asun se interrumpió. Roberto no contestaba y su rostro había palidecido - ¡Pero dime algo, Roberto!

Roberto la abrazó y ocultó su cara tras el hombro de ella. Con voz serena respondió:

-¿Es eso lo que quieres? ¿Es eso lo que te va a hacer feliz? ¿Qué hay de tu novela?

Ella se deshizo de su abrazo, retrocedió un par de pasos y se enfrentó a su mirada.

-Roberto, volvería a estar en el centro del mundo. Es un puesto incluso mejor que el que perdí. Volveré y les daré a todos una lección, ¡Sun Martin ha regresado! –respondió ella triunfal.

-Si eso es lo que quieres no seré yo quien se oponga, Asunción. Lo único que te pido es que no olvides quién eres y qué es lo que realmente quieres –contestó él con voz grave -¿Cuándo tienes que incorporarte?

-Cuanto antes. Hay un autobús que sale en un par de horas. Si lo cojo llego a Madrid para coger el primer avión de la mañana, ¿por qué no me acompañas? Pasaríamos la Navidad en Nueva York, sería estupendo...

Roberto la interrumpió:

-No, Asun, ese es tu sueño. Mi vida está aquí, tengo un montón de chavales ilusionadísimos con su fiesta y...

-¡Oh, Dios mío! ¡La fiesta! ¡La había olvidado! –le cortó Asunción -¿Crees que podríais sustituirme? No quisiera parecer egoísta pero es mi oportunidad de volver a...

-Por eso no te preocupes. Yo me encargo. ¿Qué vas a hacer con tus padres? –la interrogó él.

Estaba sufriendo como hacía mucho tiempo que no sufría. Había creído tocar la felicidad con la punta de los dedos y nuevamente el destino se la arrebataba. Sin embargo, quería tanto a Asunción que lo último que deseaba era interponerse en sus sueños. Estaba tratando de disimular el dolor que sentía aunque con cada nueva respuesta de Sun se le iba haciendo más difícil.

-¡Mis padres! No les he dicho nada. Pero lo entenderán, esta vez será diferente; mantendré el contacto: vendrán a visitarme y yo volveré a Pozuelo cada vez que tenga ocasión. Además, aquí dejo algo pendiente –dijo mirándole fijamente.

-Lo sé, cariño, lo sé. Vamos, no te preocupes, tienes mucho que hacer –dijo él empujándola suavemente hacia la puerta -Llámame cuando te instales –la besó suavemente en los labios y cerró la puerta. Se apoyó contra la puerta; cerró los ojos y un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

Dos horas después, Asunción sentada en la última fila del autobús repasaba lo ocurrido desde que había recibido la propuesta de Thomson. Recordó la escena con Roberto y rememoró la vivida con sus padres: habían reaccionado muy bien y le habían dado todo su apoyo, ni un reproche había salido de sus labios y habían prometido visitarla en cuanto Francisco estuviera completamente recuperado.

Cerró los ojos e imaginó su vida en Nueva York. Volvería triunfante. Su carrera había dado un paso de gigante: ya no era editora de una revista de moda y sociedad, ahora iba a ser la directora de una de las más prestigiosas revistas de Nueva York que aunaba arte y moda. Volvería a las fiestas más importantes, tendría siempre a su disposición mesa en cualquiera de los restaurantes más chic, viviría en un lugar privilegiado y escribiría una magnífica novela. Aquí interrumpió sus pensamientos, ¿a quién estaba tratando de engañar? Su nuevo trabajo sería tan o más estresante que el anterior y eso significaba llegar tarde a casa cada día, trabajar todos los días de la semana y apenas tener tiempo para sí... Alejó esta idea de su cabeza y se concentró en la redacción de la carta de presentación que tenía que entregarle a Thomson en cuanto llegara.

Llegó a Madrid a última hora de la noche. En el aeropuerto ya no había nadie. Se alojó en un hotel cercano. A primera hora de la mañana, se dirigió allí. Centenares de personas se agolpaban en la terminal. Asun preguntó:

-¿Qué ocurre?

La señora a la que había dirigido la interrogación contestó en un castellano con marcado acento americano:

-Han cerrado el aeropuerto de Nueva York. Hay un temporal como no se recordaba. El vuelo está suspendido.

Resignada Asun se dirigió hacia la sala VIP. Sacó su ordenador y dio los últimos retoques a su carta de presentación. Pidió un vodka y repasó mentalmente todo lo que tenía que hacer en cuanto llegara a Nueva York. Lo primero, instalarse en un buen hotel y descansar. Después, vestirse lo más elegantemente que pudiera y presentarse en Art&Fashion. Tras la reunión, comenzaría a visitar los apartamentos que la revista hubiera buscado. También iría de tiendas, le parecía que habían pasado años desde la última vez. Vio su reflejo en el espejo del final de la sala. ¿Quién era aquella mujer? Llevaba el pelo recogido en un moño bajo, sin apenas maquillar y con aquel viejo jersey negro, ¡qué horror! ¿Qué pasaría si alguien la viera así? ¿Qué iban a pensar? De un trago vacío su copa. ¿Quién iba a verla? No había dejado a nadie en Nueva York, ninguna persona la había echado de menos y nadie se había interesado por su suerte. Había dejado la ciudad de forma fulminante y nadie la había llamado. Se preguntó qué había dejado allí: un gran futuro profesional y ningún futuro personal. Aquel pensamiento le dolió. Pidió otra copa. Ella era una triunfadora, quería triunfar. Quería escribir. Por primera vez lo tuvo claro. Sólo ella podía decidir su destino, sólo ella podía tomar las riendas de su vida y encaminarla en la dirección adecuada. Espoleada por ese pensamiento salió de la sala VIP y se dirigió hacia el mostrador de la compañía.

-Disculpe, ¿sabe cuándo saldrá el vuelo?

-De momento, todos los aeropuertos de la ciudad están cerrados hasta nueva orden. Si usted tiene prisa por llegar le recomiendo que tome un vuelo hasta Philadelphia y desde allí trate de conectar con Nueva York en tren. Esto siempre que lo que usted desee sea estar en casa para Navidad –contestó la joven tras el mostrador.

-Sí, eso es lo que quiero. Voy a pasar la Navidad en casa.



Llegó a las doce del mediodía. Aceleró el paso y con el corazón en un puño caminó hacia el lugar de su cita. No sabía si había hecho mal o bien. Lo único que sabía es que ella era la dueña de su destino. Ella había elegido.

Abrió las puertas de par en par y un tenso silencio la rodeó. Decenas de ojos la observaban curiosos. Por primera vez supo que había tomado la decisión correcta. Con paso firme atravesó el pasillo. Él la miraba fijamente sin apenas poder dar crédito a lo que sus ojos veían. Asunción le rodeó con sus brazos y susurró en su oído:

-Sé quién soy y sé qué es lo que quiero. Esto –dijo mientras le besaba suavemente pero con pasión.

Roberto contestó a su beso con una furia que la dejó sin aliento. Los aplausos del público les devolvieron a la realidad. Azorados, se separaron.

-Bien, creo que ahora es mi turno. Tenía que hablaros de la Navidad en Nueva York....



Sus padres, en el fondo de la sala, aplaudieron orgullosos a su hija.






viernes, 15 de junio de 2012

LA PELI DEL FINDE

Este finde de nuevo una trilogía. ¿Quién no ha visto alguno de los films que componen la saga? 
Yo reconozco que me llevaron a rastras al cine al ver la primera pero las otras dos Navidades las fuimos a ver como parte de una de nuestras tradiciones.
Si tuviera que elegir una de las tres películas me quedaría sin duda con la segunda "Las dos torres", que es la más romántica para mí.
Ahora contadme, ¿os gustó? ¿Con cuál de las tres os quedaríais?

lunes, 11 de junio de 2012

CHRISTMAS SUN 13


Al entrar en la habitación del hospital encontró a su madre sujetando el tazón de leche de Francisco, pues éste aún estaba demasiado débil como para desenvolverse por sí solo en la tarea. Pilar le dio un par de tiernos besos en la frente a su marido, mientras éste sorbía la leche aún muy caliente. Se miraban con dulzura. Ella cuidaría de él intentando mejorar el desvelo que había demostrado día a día desde hacía ya algo más de treinta años. La vida les había vuelto a dar una segunda oportunidad y no había hecho falta pronunciar ni una sola palabra para saber que no la desaprovecharían. Intentarían amarse aún más cada día, disfrutando minuto a minuto de la compañía del otro, complaciendo a la persona amada siempre y repitiéndose a cada momento que no podrían vivir uno sin el otro.

-Buenos días, papás. ¿Qué tal has pasado la noche? -preguntó Asun sonriendo y regalando un par de besos a cada uno.

-Hola cariño. Estoy mejor, y sólo deseo que el doctor me dé el alta médica para pasar las Navidades junto a vosotras en casa -contestó Francisco.

-Así será, papá. Ya lo verás -aseguró Asun cogiendo una de las manos de su padre acariciándola.

Asun deseaba exteriorizar todas sus emociones tras el descubrimiento del álbum en el armario de sus padres, pero no sabía cómo iniciar la conversación. Durante muchos años habían guardado silencio al respecto, pero ella ya no podía soportar más aquel mutismo sin sentido. El deseo de expresar su arrepentimiento, pedirles perdón y proclamarles su nuevo amor renovado era demasiado fuerte. E, inevitablemente, mientras todos estos pensamientos colmaban su mente rompió a llorar. Su angustia se desbordaba.

-Asun, mi amor, ¿qué te ocurre? -le preguntó Pilar con desazón.

-Mamá, un sentimiento muy grande invade mi corazón. Tengo que hablaros. Os pido que me dejéis deciros cuánto necesite, aunque sé que mis palabras no podrán reparar el dolor que os he causado durante todos estos años. Estoy muy arrepentida y… -decía Asun sin poder levantar la mirada del suelo mientras sus lágrimas se perdían al caer de su rostro.

-Cariño, ¿de qué te vas a disculpar? Somos tus padres y te queremos, Asun -dijo Pilar abrazando a su hija.

-Deja que hable, Pilar. Necesita hablarnos para tranquilizarse. Déjala que hable -afirmó Francisco extendiendo su mano, cogiendo la de Pilar y acercándola a él.

-Gracias, papá -dijo Asun aún más emocionada -durante estos años he intentado esconderme de cualquier cosa que tuviera algo que ver con mis orígenes. Y desgraciadamente y, sin que yo quisiera que fuera así, también lo hice de vosotros. Vivir en Pozuelo era una deshonra para mí, así que decidí enmascarar mi pasado y no volver a mirar atrás. Olvidaba felicitaros los cumpleaños, pasaban semanas sin que tuvierais noticias mías y nunca escribí. Lo siento, lo siento mucho de verdad. Pero cada vez se hacía más complicado para mí, cuánto más tiempo pasaba más me costaba descolgar el teléfono, mi vergüenza aumentaba día a día. Y cada día también, me arrepentía de haberos expulsado de mi vida de esta forma, sin motivo alguno. Siendo la insensatez de aquella adolescente que salió del pueblo, la única justificación. Me dejé arrastrar durante muchos años por las ansias de poder y por la fama -explicaba Asun sin dejar de llorar.

-Hija, sabemos todo lo que has conseguido gracias a tu esfuerzo y para nosotros eso es un gran motivo de orgullo -le dijo Pilar llorando, muy afectada por las palabras de su hija.

-Mamá, lo sé. He visto las revistas en el armario y por ello quiero agradeceros desde lo más profundo de mi corazón vuestro amor. Nunca entenderé cómo habéis hecho para soportar mi comportamiento de todos estos años, os admiro. ¿Cómo puedo disculparme? ¿Qué tengo que hacer? -preguntó Asun mirando a los ojos a sus padres.

-Nada, Asun. Haberte tenido a nuestro lado estos días y saber que has cambiado es más que suficiente. No tienes que hacer nada, hija. Te queremos, siempre te hemos querido -dijo Francisco muy emocionado.

-Os quiero, papás. Nunca nada nos volverá a separar. Ahora solo deseo recuperar el tiempo perdido. ¡Os quiero! -exclamó Asun mientras los tres se fundían en un entrañable abrazo.




viernes, 8 de junio de 2012

LA PELI DEL FINDE

Esta película de Alejandro González Iñárritu cuenta con un trío protagonista de lujo: Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts.

Las historias de estos tres personajes se entrecruzan tras un dramático accidente de coche. Es una película intensa y dura.

El título de la peli, 21 gramos, hace referencia al, según la creencia popular,  peso del alma.

¿Cuál es vuestra peli favorita del gran González Iñárritu? ¿Qué os parecen los protagonistas?

lunes, 4 de junio de 2012

CHRISTMAS SUN 12


Su madre le había pedido que regresara a casa y preparase una bolsa de viaje con algunas cosas que iban a necesitar: ropa interior, un neceser con utensilios para el baño, algo de ropa, en fin lo que consideraba que iba a usar en el hospital mientras su padre se recuperaba. Pilar había sido tajante, iba a quedarse junto a su marido hasta que éste estuviese completamente recuperado y volviese a casa.

Asunción iba silenciosa entregada a sus pensamientos, al lado de Roberto que conducía con mucho cuidado y que, agradecía el silencio para concentrarse en conducir, después de tanto tiempo sin ponerse tras un volante sus reflejos estaban un poco oxidados.

Cuando las luces del pueblo aparecieron tras una curva Asunción rompió su silencio.

-Gracias… -dijo quedamente.

-De nada, solo deseo que tu padre se recupere pronto y vuelva a casa. Le aprecio mucho, de verdad, lo considero una gran persona.

Asunción asentía, pero no dijo nada.

Cuando llegaron a la casa de sus padres, Roberto se quedó sentado en la sala mientras Asunción iba a la habitación de sus padres y al cuarto de baño para recoger todo lo que le habían pedido tratando de no olvidar nada. La chaqueta de lana, la pequeña manta, las cosas del cuarto de baño, el cepillo de dientes, el cepillo para el pelo… Abrió el armario donde su madre le había indicado que había una bata en uno de los estantes, rebuscó entre las prendas hasta que al final lo encontró. Le llamó la atención que en el estante de abajo había una gran caja de madera. Curiosa no pudo resistir la tentación y con un poco de esfuerzo, pues pesaba bastante, la sacó del armario, abrió el pequeño cerrador que tenía y levantó la tapa para ver lo que contenía. Lo que vio la dejó sin aliento, tuvo que dar dos pasos hacia atrás y sentarse sobre la cama de sus padres.

Roberto asomó por la puerta y la vio con la cara demudada, sentada a los pies de la cama. Se acercó rápidamente y le cogió las manos que estaban heladas.

-¿Qué te ocurre Asun? ¡Respóndeme! ¡Me estás asustando! –gritaba alterado.

-Yo no sabía, no lo sabía… -repetía Asun.

-¿No sabías qué? ¡Asun háblame!

Asun señaló la caja que había en el suelo. Roberto se agachó y la cogió. La puso sobre la cama entre los dos. Ella levantó la tapa con cuidado, dentro apiladas cuidadosamente había decenas de revistas de Top Fashion.

-No lo entiendo –dijo Roberto

-Yo tampoco, mi padre… -no pudo continuar rompiendo a llorar.

Asun no podía apartar los ojos de la caja llena de revistas. En un lado apoyado había un álbum de fotos, lo sacó con cuidado y cuando lo abrió se encontró a sí misma, sonriendo desde la parte superior izquierda de la primera columna que escribió como redactora, hacía ya más tres años. Pasando las hojas vio todos sus artículos recortados y pegados con cuidado, un álbum de toda su carrera. Las lágrimas le nublaban la vista y se las secó de golpe con la manga del chaquetón que todavía llevaba puesto.

Recogió las revistas y las volvió a meter en la caja sin poder contener el llanto. Roberto metió las cosas que Asun había ido recogiendo para sus padres y las metió en una pequeña bolsa de viaje sin entender muy bien por qué ella estaba tan triste. Al final había decidido no preguntarle nada y dejar que poco a poco se calmase, pues con cada página que pasaba de aquel álbum Asun lloraba e hipaba todavía más. Cuando intentó quitárselo de entre las manos para devolverlo a su lugar, Asun se negó en rotundo a desprenderse de él, abrazándolo con fuerza contra su pecho.

-Asun, cariño, vamos a mi casa. Necesitas descansar –dijo suavemente Roberto.

Ella se levantó como una autómata dejándose llevar por él que la sujetaba por el codo. Apagaron las luces y volvieron al coche en dirección a la casa de Roberto.

El corto recorrido que hicieron fue en silencio únicamente roto por Asunción que no dejaba de llorar. Roberto estaba totalmente desconcertado, no sabiendo muy bien qué hacer o decir para consolarla.

Cuando bajó del coche para abrir la cerca de la entrada, los dos perros Tango y Cash corrieron a su encuentro rompiendo con sus ladridos de bienvenida el silencio de la noche.

Entraron en la casa y ayudó a Asun a quitarse el chaquetón. Ésta se sentó en un lado del sofá todavía con el álbum pegado a su pecho. Él le quitó las botas y los finos calcetines y fue a buscar unos gruesos de lana. Ella se dejaba hacer como si fuese una niña pequeña, las lágrimas todavía cayendo sin control por sus mejillas. Le puso los calcetines de lana y la cubrió con una cálida manta. Encendió la chimenea y fue a la cocina a preparar un buen tazón de leche con cacao que les ayudaría a entrar en calor. Volvió al cabo de pocos minutos.

-Bebe esto, verás como después te sientes mejor –dijo Roberto mientras le ofrecía la taza.

Ella sorbió un poco de aquel bálsamo dulzón y fue calmándose poco a poco aunque su pecho aún hipaba de vez en cuando. Roberto se sentó junto a ella expectante, esperando que le explicase qué había ocurrido, pero también sabía que debía ser ella quién debía empezar a hablar si así lo deseaba. Estuvieron un rato en silencio sólo roto por el crepitar del fuego de la chimenea. Tango y Cash se habían echado a ambos lados del enorme hogar, que iluminaba el salón con claroscuros rojizos.

-Salí de este pueblo hace casi diez años -empezó Asunción -dejando atrás a mis padres, despreciando a mi madre porque consideraba que había desperdiciado su vida quedándose junto a mi padre y odiándole a él por haberlo permitido y dejarla encerrada en este pueblo perdido.

-Pero si este lugar… -dijo Roberto.

-Calla, déjame continuar –le cortó Asun colocando un dedo sobre los labios de él.

-Cuando estudié la carrera en Madrid pensé que lo había dejado todo atrás y más todavía cuando aterricé en Nueva York. Me cambié el nombre, dejé de ser Asunción Martínez y me convertí en Sun Martin, una mujer de éxito. Me olvidé del pueblo y de mis padres. Todo esto –dijo echando una mirada a su alrededor -era mi pasado pero se quedó en eso, un pasado, del que no quería acordarme y que me abochornaba. Nunca les llamé, ni para sus cumpleaños, ni para felicitarles la Navidad. Nunca supieron ni dónde vivía; nunca se enteraron por mí, si me iba bien o mal. Desaparecí de sus vidas, sin una explicación, casi sin decir adiós. Pensé que después de cómo me había comportado con ellos, me odiarían, pues mi comportamiento, ahora me doy cuenta, fue odioso pero…

-Ahora te das cuenta de que te quieren –acabó la frase Roberto.

-No sólo eso, mira –dijo Asunción mostrando el álbum de fotos y enseñándole lo que había en su interior.

-Mi padre ha ido recortando y pegando todos los artículos que he escrito desde el principio. Éste -dijo señalando la primera hoja -es el primer editorial que escribí hace más de tres años como redactora en la revista y…¡están todos! –dijo pasando las hojas una a una –Mi padre ha seguido toda mi carrera a distancia.

-Eso es muy bonito Asun, es una prueba de amor.

-Lo sé y lo más cómico de todo, es que mi padre no sabe ni una palabra de inglés, ¿cómo demonios lo habrá hecho?

-Quizás se suscribió o algo así. De todas formas sólo tienes que preguntárselo.

-Soy una mala persona, Roberto, soy…

-No eres mala, sólo equivocada, como todos nos equivocamos alguna vez. Eres preciosa y eres una buena persona, el problema es que no lo sabes, pero aquí estoy yo para recordártelo cuando lo olvides –dijo besándola dulcemente en los labios –y me gustaría que me dejaras recordártelo el resto de nuestras vidas.

Asunción se abrazó a él besándole de nuevo.

-Gracias, amor, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Roberto se levantó y la izó del sofá llevándola en brazos hasta su dormitorio, ella cogida a su cuello le acariciaba el pelo y le besaba.

La dejó suavemente sobre la cama y arrodillándose ante ella, le quitó los gruesos calcetines de lana, metió sus manos bajo el jersey de cuello alto que llevaba acariciando sus costados, su espalda, sus pechos… subiendo las manos tiró de él sacándolo con la ayuda de Asunción que levantó los brazos. Desabrochó el botón de sus pantalones y bajó la corta cremallera, tiró de ellos hacia atrás dejándolos caer abandonadamente sobre el suelo.

Roberto cogió una de sus piernas y comenzó a besarla suavemente. Asun se recostó sobre la colcha, cerró los ojos para concentrarse únicamente en el placer que le proporcionaban los labios de Roberto, éste besó y lamió dulcemente el interior de su muslo. Asun suspiraba y gemía de placer.

Roberto se alzó y frente a ella comenzó a desvestirse. Ella levantó la cabeza apoyándose en los codos para mirarle cómo se quitaba la camisa, cómo se desabrochaba el cinturón y los botones de sus pantalones vaqueros, la ropa interior; por primera vez, veía el cuerpo de aquel hombre en todo su esplendor. Su pecho fuerte, sus brazos musculosos, las largas piernas donde se dibujaban perfectamente sus músculos. El color de su piel tenuemente tostada por el trabajo del campo. Roberto se desnudó ante ella sin dejar de mirarla ni un instante.

Despacio se acostó junto a ella, besándola de nuevo. Asunción desabrocho el cierre de su sujetador y lo lanzó hacia atrás quedando colgado del brazo de un sillón que había en un rincón, él la ayudó a tirar de sus minúsculas braguitas que cayeron desmayadamente junto a la ropa de ambos que yacía en un montón sobre el suelo. Los dos se veían por primera vez desnudos y no podían dejar de mirarse.

-Eres una diosa –susurró él junto a su oído.

-Te deseo –jadeó ella –quiero que me hagas el amor.

-Deseo hacerte el amor hasta las primeras horas del alba y luego hacerte el amor hasta que oscurezca, para seguir haciéndote el amor de nuevo...

Diciendo esto Roberto seguía besándole el cuello, los hombros, la boca, los ojos, el lóbulo de las orejas.

Asunción notó el peso de Roberto sobre ella, loca de placer abrazó al hombre, rodeándole la cintura con sus piernas y notó como entraba en ella suavemente, sin prisa, con toda su hombría, cerró los ojos y gimió de placer.

Tango y Cash levantaron las orejas al oír los extraños ruidos que venían de la habitación de su amo, pero después de algunos segundos de atención, comprobando que los gemidos no eran de auxilio, volvieron a recostarse y siguieron dormitando junto a la chimenea.

Roberto cumplió su promesa y le hizo el amor a Asunción hasta hacerla gritar de placer y llorar de alegría y, cuando las primeras luces del amanecer despuntaban por el horizonte, seguían descubriendo la geografía de su piel, besando los más recónditos huecos de su cuerpo exhaustos, pero incapaces de separarse.

-Asun, te quiero. Quiero amarte como esta noche, para el resto de nuestras noches.

-Y yo quiero que me quieras, nunca nadie me había hecho sentir tan amada y por ello te adoro –dijo Asunción acoplándose de nuevo sobre el cuerpo de Roberto.

Tango y Cash volvieron a levantar las orejas, pero los ruidos que oían les fueron tan familiares que ni tan siquiera levantaron la cabeza. Siguieron dormitando junto a la chimenea, donde el fuego hacía horas que se había apagado.


viernes, 1 de junio de 2012

LA PELI DEL FINDE

Creo que esta es la primera película de Alfred Hitchcock que cuelgo en esta sección. No es que sea especialmente seguidora de sus películas pero algunas de ellas me parecen soberbias. Y esta, Alarma en el expreso, es una de ellas.

La peli pertenece a la etapa británica del director y es del año 1938, ¡casi nada!
La historia se desarrolla en un país imaginario de Europa central. Durante un viaje en tren, uno de los pasajeros desaparece y sólo una joven se percata de ello puesto que nadie más parece haber visto al misterioso pasajero.

Un film con los elementos típicos del cine de Hitchcock, que promete mucha intriga y suspense.

¿Os gusta el cine de esta época o preferís algo más actual? ¿Con qué película de Alfred Hitchcock os quedaríais?
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