LUPE
Absorta
miraba por la ventana. El día era cálido y radiante; ni una sola
nube empañaba el cielo. La gente paseaba por la calle y los niños
jugaban en el parque. Lupe suspiró y volvió al trabajo. Tenía una
montaña de trabajo sobre la mesa. Trabajó duramente y a las tres
observó con satisfacción que casi había terminado toda su tarea.
Se levantó, cogió su bolso, se despidió de sus compañeros y salió
a la calle. Los rayos de sol acariciaron su rostro y después de
muchas horas volvió a sentirse viva. Odiaba con todas sus fuerzas su
trabajo ¡era absurdo,ridículo e irrelevante! ¡No producía nada! Y
lo peor era que sabía que estaba condenada a él de por vida. Se
paró en seco y dejó que los rayos de sol acariciaran su rostro ¿y
si lo hacía? ¿y si lo dejaba todo e iniciaba una nueva vida? Una
sonrisa amarga se dibujó en su rostro ¿dejarlo todo? A fin de
cuentas lo único que la ataba a la ciudad era su trabajo: ni amigos,
ni familia, ni pareja... solo un trabajo que la asfixiaba y del que
sabía no tenía escapatoria. Siguió paseando y pensando si sería
capaz ¿podría dejar la seguridad y la estabilidad que con tanto
esfuerzo había conseguido y cambiarla por algo que la hiciera
sentirse viva y feliz?
Durmió
del tirón toda la noche. A la mañana siguiente se dirigió resuelta
al departamento de personal y ante la incredulidad de todos solicitó
una excedencia voluntaria. Sabía que no había marcha atrás, que
nunca ya regresaría, que nunca volvería a ser admitida y sin
embargo se sentía tan viva ¡y tan asustada! El resto de semana se
le pasó en un suspiro y el viernes la sorprendió sin saber
exactamente qué iba a hacer con su vida.
El
sábado por primera vez en mucho tiempo se despertó contenta y con
ganas de vivir. Desayunó con apetito, hizo las maletas y las cargó
en el coche. Cerró la casa y sintió que se cerraba un capítulo en
su vida.
Cogió
el coche y condujo sin rumbo hasta salir de la ciudad. Tomó las
rutas menos concurridas y sólo paró cuando sintió hambre.
Aparcó
en el primer lugar que vio libre y decidió inspeccionar un poco la
zona. Era un pueblo pequeño y agradable, se veía que vivía del
turismo y estaban en plena temporada. Por todas partes se veían
personas aquí y allá con el aspecto de alegre despreocupación que
siempre tienen los veraneantes. Siguió caminando y en la pintoresca
plaza del pueblo descubrió un bonito restaurante que llamó su
atención. Estaban ocupadas todas las mesas, no así la barra así
que hacia allí se encaminó. Un guapo y atento camarero rápidamente
la atendió.
-¿Qué
te pongo guapa?
¿Guapa?
¿Cuánto tiempo hacía que nadie la había llamado guapa? Miró su
reflejo en el espejo que había tras la barra y observó el cambio
que se había producido en ella. Ya no era la persona gris y anodina
que dejaba pasar la vida en la ciudad ahora había algo en ella que
gritaba que era una persona con ilusiones, con vida...
-¿Quieres
que te ponga algo, no? -el camarero comenzaba a impacientarse ¡tenía
tanto trabajo!
-Disculpa
-y le sonrió con toda su alma. -Ponme una caña y un par de tapas,
las dejo a tu elección.
-¡Marchando!
Observó
con atención el pequeño pero encantador local. Decidió que le
gustaba, estaba en paz consigo misma, se sentía tranquila y
relajada...
¡PLAF!¡ZAS!
¡CRAS!
Un
increíble estruendo la sacó de su tranquilidad. Salía de la
cocina. Pero no solo el estruendo salía de allí también lo hacía
a la vez un hombre menudo seguido de una mujer armada con un puñado
de acelgas en las manos.
-¡¿Pero
dónde te crees que vas?! No puedes destrozarme la cocina y largarte
así sin más, no puedes dejarme tirada -le gritó.
-¡¿Que
no puedo?! ¡Mírame! -dijo quitándose el mandil y arrojándoselo a
la cara.
La
mujer se quedó mirada pasmada cómo el hombrecillo iba alejándose
murmurando. Observó la sala casi llena y el delantal en el suelo.
Estaba paralizada y no podía reaccionar.
Instintivamente
Lupe se levantó y se dirigió hacia ella. Recogió el mandil y se lo
ofreció pero ella seguía sin reaccionar sólo hablaba entre
dientes.
-¿Y
ahora qué hago? ¿Qué hago?
El
camarero se acercó a ellas y trató de sacarla de su estupor.
-Martina,
por favor, reacciona. Sabes que esto se pondrá a tope en un rato.
Hoy comienzan las fiestas, ¡Martina por favor! -y la zarandeó por
los hombros.
Aquello
la hizo volver en sí.
-Para
hombre, ya estoy bien. Sólo tengo que trazar un plan. Habrá que
cambiar la carta y el menú. Preparar platos menos elaborados. Al
menos hasta que encontremos a alguien que nos ayude.
-Ya
la habéis encontrado -Lupe ni siquiera sabía por qué había dicho
eso. Nunca le había gustado cocinar aunque siempre había tenido
buena mano.
-¿Y
tú quién eres? -preguntó Martina impertinente.
-Es
solo una clienta -respondió Luis, el camarero.
-Soy
tu salvación. En un rato tendrás esto lleno, ¿no? Yo puedo
ayudarte durante esta comida y luego ya , si quieres, hablamos.
-Ven
conmigo. ¿Sabes pelar patatas? -dijo mientras le lanzaba el mandil.
Diez
años después Lupe estaba sentada en un banco en la plaza. Los rayos
de sol acariciaban su piel y se sentía viva. No habían sido años
fáciles pero sí habían sido años felices, los mejores de su vida.
Se había encontrado a sí misma, una familia y un amor. Desde la
puerta del restaurante Luis la llamó.
-Venga
holgazana que hoy empiezan las fiestas y hay mucho que hacer.
Entró
en el restaurante y allí estaba Martina dando de comer al pequeño
Pablo mientras Elena correteaba de un lado para otro.
-¡¡Mamá!!
-dijo la pequeña lanzándose a los brazos de Lupe. Con ella en
brazos caminó hasta Martina y la besó en los labios dulce y
apasionadamente.
Me ha encantado la historia. nunca se sabe cuando te cambia la vida, verdad?
ResponderEliminarBesos
Que historia tan bonita!me ha encantado y es verdad a veces es la vida la que te va guiando hacia la felicidad:)
ResponderEliminarbesos
http://www.villarrazo.com/behindthestyling/
Una historia preciosa, llena de magia.
ResponderEliminarUn beso.
Buen relato, autora de este blog. Espero impaciente la próxima publicación. Saludos desde el atardecer de la plaza!!!
ResponderEliminarQue bonito, me ha encantado!
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y me quedo a seguirte, te invito a que te pases por el mío y si te gusta me sigas!
Un besito,
www.depetitsmoments.com
Hola, que bellos los cuentos, una vez, hace dos meses, no sabía qué hacer con mi hijo de 2 años, porque le encantan los cuentos, pero el mismo los escribe, con sus propias idea, es capaz de crear personajes y lograr toda una historia, puede en dos formas, cuentos de aventuras y de ciencia ficción, al ver que tenia 5 decidí buscar la forma de hacerlo en forma musical para que tuviera algo personalizado, o sea, buscamos mi esposo y yo, cómo personalizar sus cuentos y en el cumpleaños de mi suegra, mi cuñada me dijo que conocía una web donde hace cuentos personalizados, se llama http://www.miscuentospersonalizados.com y nos encantó la asesoría técnica y profesional que nos ofrecieron en dicha web, sobre todo las promociones, se los dejo como una idea para quienes deseen elaborar un cuento personalizado, con tu propia historia, besos y hagamos lo mejor para nuestros niños.
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